viernes, 12 de diciembre de 2008

Mi libertad es mi pensamiento.



Desde la cama de mi hermana, en la casa de mis padres, veo el atardecer otoñal de Zaragoza. Entre algunas nubes, observo el rojo y rosa tras los edificios y no puedo más que dejar volar mi imaginación. Sí, estoy en la cama, pero soy libre; Aunque oiga gritos, soy libre; Sin nadie que me escuche, soy libre; A pesar de todo, soy libre.

Soy libre porque pienso lo que quiero y nadie puede meterse con eso. La libertad no entiende de parámetros, porque es un sentimiento y para cada persona significa una cosa. Podemos estar atrapados por mil causas, pero sentirnos libres sólo por una. Y viceversa, claro. Nadie nos explicó nunca que la libertad es la única palabra con millones de aristas y por eso es tan complejo definirla y tan fácil sentirla.

Yo me siento libre ahora, pero dentro de un rato quién sabe... Otra dualidad permanente a la que enfrentarme... si quiero, claro, porque soy libre de hacerlo o no.

2 comentarios:

  1. Un besín muy grande. Muy grande.

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  2. Como decía ayer... y viceversa.
    Hoy me siento atrapada en un cuerpo dolorido y mi libertad se ha ido al carajo. A veces, incluso demasiadas veces, el dolor no te deja imaginar, te ciega y tu celda es muy pequeña y tan apenas puedes respirar...
    Un besazo también para ti, Norma.

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