lunes, 15 de diciembre de 2008

Al mal tiempo, buena calva.

En estos días de grandes nevadas, temporales por todas partes y un frío que pela, no he salido casi de casa. Sólo he salido para coger taxis (o tati taxista) y buses para que me llevasen al médico. Así que mi perspectiva meteorológica es un poco subjetiva. O era. Porque hoy he visto algo que me ha hecho pensar. Os cuento.

Eran las 10 a.m. del lunes 15 de diciembre. Unos 4 grados y cierzo. Es un frío considerable, pero no es para echarse a temblar. En Zaragoza sabemos que la niebla y el cierzo son nuestros enemigos a batir cuando salimos de nuestro cómodo sofá. Bueno, al menos deberíamos saberlo, porque hay algunos que no se pispan.

Desde el autobús veo a un señor, de mediana edad luchando contra el viento. En teoría no debería ser una lucha en plan -cuidado que me tiras, cabrón-, pero lo parecía. El hombre en cuestión sujeta algo con fuerza y primor, su cabellera. Inevitablemente me fijo en él y en su pelo, el cual se diferencia en dos partes: la parte baja castaña oscura y la parte más alta (con flequillo recogido) que es bastante más clara. Y cuando ya estoy dejando de mirar, cuando sólo un ojo se fijaba en él...¡chás!... se desprende un trozo de peluca. Ni siquiera me he reído ni nada, sólo me he dedicado a pensar mientras él seguía con su pelea.

Cada uno vivimos en un lugar donde igual no es factible llevar puestas algunas prendas, etc, no sé si me explico. Siendo de Zaragoza hay que saber unas cuantas cosas que podemos evitar. En días de viento da igual si te peinas o no, vas a terminar como al viento le apetezca. Tampoco es imprescindible llevar faldas que tengan vuelo, a no ser que quieras que te vean el tanga y como plus te cojas la pulmonía del siglo. Y no entiendo muy bien lo de la tripa al aire, ni los escotes de aquí a Pamplona sin cubrir. Lo mismo digo con llevar pelucas de tres al cuarto. Pero bueno, allá cada cual, mientras después la peña no se queje. Es como si vives en Prince George (Canadá) a 28 grados bajo cero y te pones una minifalda y tacones cuando está nevando. Así que, si me hacen el favor... Al mal tiempo, un buen abrigo, por lo menos.

PD: ¿Jugamos a un juego? Dime de dónde eres y qué particularismo meteorológico te afecta. Por si viajo... algún día.

2 comentarios:

  1. Pues en Málaga, los días de mucha humedad en invierno, da igual lo que lleves encima, que vas a estar muerto de frio. La sensacion termica es mucho menos de lo que va a marcar el termometro. En verano, los dias de terral, mejor se queda en su casa pegada al aire acondicionado, porque si no, lo mismo, no vuelve a salir.

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  2. Y en Asturias, con que tengas en casa un chubasquero y una buena colección de paraguas (si, como en mi caso, se tiende a perderlos, dejarlos en los bares, romperlos y cosas así), es suficiente. Partiendo de ahí, uno puede ir como le salga de las narices (con un poco de sentido común, claro, bañador en invierno: no, y anorak en verano: tampoco).

    Por lo demás, estos días hace fresco, pero no es para echarse a temblar (ja, ja, qué ocurrencia).

    Que pasen una navidad memorable.

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