jueves, 27 de enero de 2011

Surrealismo cruel.


Iba a escribir sobre cómo está el mundo; sobre leyes Sinde y otros paralelismos que se dan en la vida "real"; sobre divorcios; sobre por qué lo diferente asusta y además separa... En fin, iba a vomitar en mis dominios, que para eso son míos.

Pero el caso es que esta tarde ha pasado algo tan surrealista en esta casa... Sí, obviamente voy a hablar sobre mis dominios terrenales -son de mi pareja y míos y ante todo son del banco de turno-, pero no voy a vomitar sobre ellos.

Llega el fontanero a casa. Hace días que nuestra cocina pierde agua, entre otras muchas cosas (lo del electricista ya no tiene nombre) y hoy por fin iba a arreglarlo.

Como ya nos había comunicado, el fontanero se tiene que cargar la parte trasera de un armario, porque a un gilipollas cuyo nombre no voy a mentar, un tal Julian sin tilde, se le ocurrió pegar los muebles de la cocina con silicona y ahora no hay dios que los saque. Al mismo tiempo que sierra que te sierra, nuestro fondo de armario -je,je,je- llama al "portero automático" nuestro querido Julian y sucede lo siguiente:

Ruido de fondo de sierra convencional. Timbre sonando al fondo.
-¿Diga?- Digo yo.
- Soy julian.
- ¿Sí, diga?- Repito mientras pienso que ni de coña le abro la puerta.
-Soy Julian, abre.
- ¿Diga?- Y cuelgo el telefonillo, porque me entran instintos asesinos y el tío está mil veces más cuadrado que yo.
- ¿Quién era?- Me pregunta mi fontanero.
- El gilipollas que siliconó toda nuestra cocina.- Respondo sin ironía alguna.
- ¿Es que le has llamado?
- ¡No! Pero de vez en cuando llama.
- ¿Y para qué llama?
- Supongo que necesitará dinero y tendrá ganas de jodernos alguna cosa más de la casa- Espeto yo, con crueldad desenfrenada.

Tras dos minutos serrando y destruyendo el fondo del armario cual Chuck Norris pegando patadas, me dice mi fontanero:
- Je, pues por aquí parece que no pierde agua.
- Pero... dijiste que perdía agua por esos codos.- Mi desesperación se nota en la entonación.
- Pues de mometo no pierde agua. Lo vigiláis esta noche y si acaso me llamáis mañana.- Dice él, con sonrisilla y todo.
- Ya, pero es que hemos roto el mueble.- Comento, mirándolo fijamente.
- Claro, pero es que si no no podíamos cerciorarnos de si perdía agua por ahí o no. Bueno, me llamas, ¿vale?. Recoge sus cosas y va hacia la puerta.
- Mmmm, vale.- Mi voz se empequeñece de repente.

Esto ha pasado hace menos de una hora y ya no me quedan ganas ni de reír, ni lágrimas que mojen las baldosas de la cocina.

¿Lo peor de todo? El surrealismo convertido en realidad da asco.


lunes, 24 de enero de 2011

Mi Audrey Hepburn.


Yo creo que la escogí al nacer. O ella a mí. No lo tengo muy claro, ni tampoco está hablado. No hace falta. Sólo sé que es mi mayor recuerdo del pasado (el mejor junto a mi yaya), que es una flor entre tanta mala hierba y que estoy orgullosa de que me acompañara aquel día de septiembre. Y lo que nos queda.

Ya de pequeña era ella la que se ocupaba de mí. Supongo que para alguien siete años mayor que yo, tampoco era tan bonito tener a una mocosa pegada todo el día. Aunque yo creo que era bastante autónoma, pero no lo suficiente como para hacerme las cosas de la vida cotidiana.

Sí que recuerdo cómo me empezó a meter el gusanillo de la gimnasia rítmica. Cómo me tiraba y me recogía y si me hacía daño me decía: "Si lloras ya no jugaré más contigo". Y yo, que estaba ensimismada, cortaba mi llanto y me sorbía los mocos. Y siempre fijándome en ella, que era para mí como esas estrellas que otros idolatran, tan elegante como su "Audrey".

Aunque ya era un poco salvaje, fui entrenada por ella un par de años, lo recuerdo muy bien. Fueron mis dulces diez y once años. Supongo que fue casi una pesadilla para ella, pero que conste que para mí, a veces era una tortura china. Las del equipo lo pasábamos muy bien, nos divertíamos y éramos una piña. Ella exigía, pero sobre todo me exigía a mí y no me perdonaba ni una. Cuando llegábamos a casa, me seguía "machacando". Recuerdo cómo me ponía con las piernas abiertas y yo tenía que alcanzar una moneda de cien pesetas con las manos, de tal manera que lograra tocar el pecho con el suelo, pero ella la iba alejando más y más para que mantuviese esa posición que, sinceramente, me dolía. Al final, si me había esforzado lo suficiente me daba el dinero.
En esa época experimenté algo muy raro. Ella me entrenaba, pero yo nunca salía en los campeonatos -algo muy duro para una persona competitiva y deportista como yo-. Yo siempre decía: "Es que, aunque sea mi hermana, me tiene manía". Vale, no era la mejor ni de casualidad, pero una vez llegó a sacar a una niña muy sosa -pero mucho-, por no sacarme a mí. Ella dice que no lo recuerda, pero eso a mí se me ha quedado clavado. Lo último que me dijo como entrenadora fue: "Yo creo que serás más buena si sigues jugando al baloncesto y dejas la gimnasia"... Tenía razón.

Cuando llegué a la más tierna pubertad, ella ya me explicaba casi todas sus cosas. Me dejaba ropa, me enseñó a pintarme, cotilleábamos sobre sus novios y me hablaba de moda -a ella le apasiona-. En vez de alejarnos en esa época, creo que nos unimos más, porque por fin podía hablar conmigo un poco más seriamente. Me regaló mi primer libro de Katharine Hepburn (soy una frikie), me sacaba de vez en cuando a la zona de marcha de los mayores, me aconsejaba...creo que en todo menos en los estudios y en el baloncesto.

Después pasaron cosas, demasiadas como para que ella aguantara por estos lares y tuvo que emigrar. Aún en la distancia, nos seguíamos escribiendo y apoyando. Fue una época muy oscura que nos marcó a las dos para siempre, pero nunca perdimos el contacto e incluso viajé a escondidas para estar con ella un mes en Irlanda. Un mes muy bonito y que tuvo sus consecuencias.

Y creo que no me equivoco si digo que nunca hemos tenido una discusión seria, una pelea. La base es que, aunque pensemos de diferente manera, las decisiones que tome una o la otra, son decisiones válidas, porque confiamos en que creemos que es lo mejor para nosotras. Hace año y pico, me apoyó cuando iniciaba una relación y me seguirá apoyando, como yo a ella. Sé que lo ha pasado mal y ella sabe que yo también. Pero las dos sabemos que, con nuestros defectos, somos buenas personas.

Tiene un hijo que es un amor. Y no es coincidencia, es que lo ha educado muy bien. A veces no le entiendo, bueno casi nunca porque habla inglés, pero disfruto con él. Es un niño sensible, educado y muy generoso... Como ella. Y lo ha criado sin padre -con unos abuelos ingleses que son otro amor-, pero se ha deslomado para darle lo mejor y si no se lo podía dar, hacer que entendiera que en realidad es un privilegiado. Creo que lo comprende y de mayor será un gran chico. Espero que los ingleses, no lo fastidien.

Ella es mi hermana, mi tati. Tengo dos más, pero no me entiendo con niguna como me entiendo con ella. Creo que es porque nos elegimos hace tiempo. Es una de las personas más importantes de mi vida. Y le agradezco que me haya cuidado como lo ha hecho. Y que lo siga haciendo, como yo también intento cuidarla a ella.

Sí, creo que soy mejor persona porque aprendí de ella. ¡Y menos mal!






jueves, 13 de enero de 2011

Mina... de... carbón.


Te iba a mandar una nota con palabras manidas o con expresiones mil veces usadas. Que si "happy birthday to you, happy birthday to you...". "Feliz, feliz en tu día..." Supongo que no dejaré de hacer eso, pero no voy a enviarte una felicitación. Este año no.

Es curioso cómo se puede querer a una persona antes de conocerla. Eso me pasó contigo, puesto que tardé en conocerte, al menos físicamente. Sé que suena raro... sí, igual retumba en tu cabeza y te explota, pero no me desdigo.

Así que después de tanto edulcorante -creo que he terminado expresándome como no quería- te voy a decir...

Que tienes una de las miradas más limpias que he conocido. Que sí, que puede llegar a asustar si no se está acostumbrado, pero se puede ver lo que piensas a través de tus ojos... Creo que viene de familia.

Que tu voz da paz y cordura, aunque a veces te sientas la persona menos cuerda... Tu serenidad es aplastante y contrasta con mi inseguridad y mis palabras atropelladas.

Que lo que sale de tu cabecita loca es oro, que manejas el lenguaje como quieres, pones quitas, repones y le das la vuelta a las cosas de manera espectacular. Me conmueve al mismo tiempo que me enrabieta por no saber hacerlo como tú. Pero también te quiero por eso.

Que tienes humor negro, amarillo y eres escatológica en una frase y dulce en otra... Y no te queda mal, tienes ese don. Seguro que hasta cuando insultas lo haces con una elegancia aplastante.

Que ya van 27 lúcidos años, con sus gozos y sus sombras, como la vida de cualquiera. Espero que pese más la alegría que la tristeza, lo espero de corazón.

Y que gracias por escuchar, incluso cuando es evidente que no tienes ganas de hacerlo. Soy consciente a ratos de que mis intentos de mediación cansan al más peinado.

Supe que te iba a querer cuando me empezaron a hablar de ti. Y ahí sigo, como si de una hermana mayor se tratara.

Ya ves que al final todo lo escrito está manido y es cursi, pero si tú te pusiste aquel vestido rosa ese día de septiembre, creo que no pasa nada porque este chicle de fresa endulce tu "happy birthday".

Pongo en mi boca este poema del gran Benedetti.

VIVIR

Vivir es una loca maravilla

una proeza llena de promesas

con enigmas que vienen en la sombra

y canciones que son como banderas


vivir es trasladarse poco a poco

envueltos en el aire y el paisaje

sabiendo que a la vuelta de la esquina

todo es sencillo/ nada es memorable


y sin embargo en esa mansedumbre

esa dulzura / esa tolerancia

hay secretos que son para esconder

en los bolsillos y pliegues del alma


vivir es una suerte a corto plazo

aprovecharla es nuestro compromiso

no importa que fantasmas nos espíen

si al fin uno está en paz consigo mismo


hay que saber vivir con utopías

y con otras variantes de esperanza

y disfrutar lo mágico de un beso

al menos siete veces por semana.

PD: Algún día te escribiré algo que merezca la pena. El invierno no me deja navegar en un mar azul y tranquilo.