martes, 30 de noviembre de 2010

Dolor y frío...

Nicoletta Ceccoli


Asusta. Asusta el frío y asusta el dolor. El dolor causado por el frío "tangible" y por el que hiela el alma. Asusta.

Asusta ese dolor que no le deja dormir, que no permite dormir durante la noche y que no deja que duerma la mente. Asusta.

Asusta el dolor que causa el ver a un ser "invisible" para algunos cuando es tan visible para mí. El dolor no se ve, se siente. Y asusta.

Así que aun asustada por este dolor, por este frío, por la falta de sueños y por la invisibilidad que genera este blog, yo grito.

Grito contra la incomunicación dolorosa, contra el dolor conocido, contra el frío que te apaga la llama.
Grito para hacerte visible, para que al menos haya "alguien" que recuerde que aunque tu dolor y el frío marquen parte de tu existencia, para mí siempre serás la persona que más calor me ha dado y menos dolor me ha causado.

martes, 23 de noviembre de 2010

Hipérbole del amor o amor híper-volado.


- Buenos días, cariño. (Le sonríe con legañas en los ojos)
-Buenos días, amor. (Entreabre los ojos y se moja la boca seca).
(Tras dos respiraciones profundas)...
- ¿Me quieres?
- Te quiero todo. ¿Y tú a mí? (Beso sin lengua con un abrazo tipo oso).
-Hasta el infinito y más allá, ida y vuelta. ¡Te adoro! (Beso, esta vez con lengua).
(Silencio cómodo, mientras se mecen).
-Sabes que no me gusta que me adoren...
-Te adoro con tus imperfecciones. Sé que no hay nadie perfecto. Y ya nos vamos conociendo...
-¿No te vas a cansar de mí? Me da la sensación de que te aburres conmigo...
- Esa sensación tengo yo, pero al revés...
- ¡Qué va! Yo me lo paso genial contigo!
- Yo también, cariño. Y no, no te voy a dejar. Eres lo más importante en mi vida.
- ¿No encontrarás a otra persona y te cansarás de mí?
- ¿Qué acabo de decirte? (Beso contundente). Lo eres todo para mí.

Duermen durante un par de horas más, no sin haber revoloteado antes por la cama. Cuando se despiertan...
- ¿Me quieres?
- Te quiero todo. ¿Y tú a mí?


Moraleja: Epi y Blas se comunicaban así y todos los niños (y adultos) se reían con ellos... La realidad siempre supera a la ficción... ¡o no!