jueves, 5 de febrero de 2009

Contra la pared...

-¡Déjame pasar!
- No quiero.
- Me estás impidiendo hacer las cosas como debo hacerlas.
-No, eres tú la que lleva todo el día rebotado y así no llegaremos a ningún sitio.
- Yo sólo quiero seguir avanzando hacia mi objetivo. Si no paso, reboto y ahora no quiero rebotar, es urgente que pase.
- Date la vuelta y cruza por la puerta, como el resto de los mortales.
- Yo no soy como el resto de los mortales, ¿no te das cuenta de que no tengo brazos para abrir la dichosa puerta?
- No tendrás tiempo, pero llevas un buen rato discutiendo conmigo...
- Necesito pasar ya o se caerá.
- ¿Quién caerá? Yo no veo a nadie.
- Las paredes no ven, sólo oyen.
- Pues no escucho nada. Y además tú eres una pelota y tampoco puedes ver.
- No puedo ver al resto de las pelotas, pero a ésta sí.
- ¿Por qué? ¿Qué tiene de especial?
- Que es mi madre.
- Me tendrás que atravesar y te harás daño.
- Tú lo has dicho.

(¡¡¡¡Zassssssssss!!!!)




Moraleja: Si no escuchan, atraviésalos. Utiliza tus armas, que son tus derechos.

3 comentarios:

  1. Hola Corde:

    ..Desde el jueves,pao todos los dias,por aquí..además variass veces al dia..leo tu texto,y pienso,medito.

    Más tarde,vuelvo a leerlo,y lo que habia leido antes,me parece ahora una lectura diferente.

    Sigo en el intento,y volveré..erre que erre.

    Estoy..mira que eres una recondenada(en el buen sentidio)..dices y no dices.jajajaj

    Nos vemos,más tarde.

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  2. Este comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.

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  3. Sí, soy más bien difusa, pero la idea siempre está ahí. Lo que pasa es que mientras escribo me doy cuenta de que el texto cobra sentido para alguna cosilla más...
    La verdad, querida Luisa es que casi no me entiendo ni yo. Pero sólo casi, eh?

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