jueves, 19 de marzo de 2009

El "viaje" de Laila.

Para Laila hoy era un día triste y por eso le dolían las entrañas. Sólo oía a sus amigos decir una y otra vez: -¡Felicidades papá!-, o -Eres el mejor padre del mundo-, o -Todo se lo debo a mi padre que me ha apoyado desde que empecé-.

Hoy, como muchos otros días en su vida, se sentía pequeñita y sola ante tanto amor paternal. Intentaba encontrar soluciones entre los cacharros de la casa, entre los papeles, entre aquello que le recorría la boca del estómago y su cabeza. Mas no encontraba nada. Ni la música esta vez le hacía sentir lo mismo que en otras ocasiones. Estaba hundida.

A cierta hora de la tarde, Laila, medio dormida, se levantó del sofá. Le dolía la cabeza de tanto torturarse y ella sabía que no debía continuar por ese camino. Así que escapó de la habitación y salió corriendo a la calle.

En los parques muchos padres jugaban con sus hijos, mientras Laila les miraba. Laila siempre quiso ser madre. Y se quedó ahí parada, imaginando.

Imaginó un lugar bucólico, una verde pradera con un río y una casa al fondo. Como en los cuentos, paseaba por ahí con su chico, con sus hijos revoloteando alrededor y un gran perro jugando con un hueso. Se apostaban a la orilla del río y sacaban de una cesta la merienda. Todo eran risas, besos, abrazos y bromas que no tenían porqué faltar. Y cuando tuvieron sed, bebieron de esas aguas cristalinas y cuando tuvieron sueño se quedaron dormidos, siendo acariciados por una brisa alentadora.

Laila despertó. Había sido otro de esos ejercicios con música de relajación que tanto le gustaba hacer para otros niños que no eran los suyos. Una leve sonrisa iluminó su cara un breve instante.

Así que si hoy tenéis un mal día poneos música relajante y dejaos llevar. Que vuele la imaginación, que en estos putos días de realidad es lo único que nos queda.

8 comentarios:

  1. Laila ha hecho hoy lo mejor que podía hacer dadas las circunstancias:

    Identificar sus sueños y recrearlos. Darles nombre y así entidad. Aceptarlos como a un hijo y mimarlos.

    Otras Lailas no saben qué soñar. Sólo saben que lo que viven no les gusta, pero no saben si es porque parte de esa realidad no les hace bien o porque ellas no aceptan lo que les ha tocado en el lote.
    No saben si están tristes por lo que (no) viven o la tristeza que sienten no les deja vivir.

    Están hechas un lío. a veces sueñan una vida, luego sueñan otra, y aún otra más. Y claro, así no hay futuro que se aclare.

    Así que, durante diez minutos, se han dedicado a escuchar música y reconocer el Monastero de Piedra, que visitaron hace tantos años.

    Sin más.

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  2. ¿Sin más? Con todo lo que dice y termina con esa frase...
    Hay Lailas tan diferentes como personas que habitan este mundo. Pero hay una cosa que las identifica claramente: Se sienten desubicadas en el mundo que le ha tocado vivir. Y por eso: tan pronto sueñan como despiertan; tan pronto deciden "salir" como se esconden; tan pronto sonríen como lloran.
    En esos diez minutos se puede pensar de todo y lo difícil es dejar la mente en blanco. Otra cosa que las Lailas no sabemos hacer muy bien.
    Pero aprenderemos, porque una Laila me dijo una vez que lucharía y apreendería a vivir hasta el final. Y en eso estamos.
    Un besico, loba esteparia.

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  3. Le dejo el besito que antes no le dejé.

    Mañana será un día mejor, porque daremos un pasito más.

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  4. Yo me apunto a la ronda de besos..y os mando uno para cada una(bueno,muchisimos)...

    Mañana siempre es mejor...y siempre es otro dia,que amanece.


    Abrazos,desde el otro lado del charco.

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  5. He visto que se repartía cariño y me he venido corriendo, para recibir, pero sobre todo para dar.

    Me siento identificado con todas las Lailas del mundo. Con sus interrogantes, sus heridas y sus sueños.

    Las heridas duelen y ha veces duelen mucho, pero algo que aprendemos en la lucha cotidiana: Todo dolor, aunque a veces nos agote o nos haga desfallecer, nos puede servir de impulso para ser mejores y para facilitar el caminar a otros, sean hijos, alumnos, compañeros o amigos.Nos enseña acerca de los errores que se debn evitar.

    En fín, que yo venía a dar besos y abrazos y no discursos.

    Muchos besos y abrazos, con cariño.

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  6. Free hugs!
    Me encantan los besos y adoro los abrazos. Me salvan de estos paraísos perdidos muchísimas veces.
    Ya en Canarias me monté mi propia campaña de ¡Free hugs!
    Así que ya que estamos, podéis ir a la barra lateral y escuchar la canción sobre la preciosa iniciativa que tuvo Juan Mann ambientada con música de Sick Puppies.
    Un gran abrazo para los tres y un besico maño, pero maño de verdad.

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  7. En esta ronda de besos y abrazos, no podía faltar yo (que soy un besucón consumado).

    No hace falta que diga que no me gustan nada las efemérides de ningún tipo. Esta tampoco.

    Y no es porque me acuerde de mi padre especialmente... no. No necesito que el calendario me diga lo que le hecho de menos. Ya lo hago yo todos los días desde hace 8 años.

    Por otra parte, sí que me identifico bastante con Laila en lo que atañe a dejarse llevar a veces por la imaginación de una vida mejor.

    La clave está en no perder la perspectiva y en seguir soñando esa vida, pase lo que pase. A veces cuesta, pero merece la pena intentarlo.

    Es básico saber qué soñar y no dejar de hacerlo. Si luego no se cumplen, que no sea por no haberlos imaginado.

    Lo dicho: besos y abrazos de una Laila cualquiera que soy yo.

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  8. ¡Fíjate tú por donde!

    Lo que empezó como un "lágrimas a lo Candy" con la entrada de nuestra Corde, ha devenido en un tributo a los sueños y un festival de cariño.

    ¡Cómo me gusta esto!

    Es muy divertido el vídeo de los abrazos gratis. Algunos objetaran que es algo impersonal, pero seguro que toda la gente que vió y participó en esa movida llevó puesta la sonrisa todo el día. Diríamos que es el Prêt a Porter de los abrazos. La Haute Couture son los abrazos a medida que dan los amigos que te conocen, pero hay momentos para todo.

    Como todos los que habéis comentado aquí, en este post, sois personas muy queridas para mí, os dedico un abrazo a la medida de cada uno.

    Yo soy buena costurera de abrazos.
    Mis abrazos sientan como un guante. Así que Corde, Luisita, Ulyses, Julien...dáos por abrazados.

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