
Nadie, es así. Nadie sabe cuándo estoy perdida y me ayuda a salir del ciclón en el que me meto. Nadie me hace sonreír cuando creo que nada puede conseguirlo. Cuando voy a perder el último resquicio de esperanza, Nadie me hace creer en algo.
Me gusta cuando Nadie acaricia mi cara con ternura, mientras susurra: - No importa, yo te quiero-. Me gusta cuando Nadie me abraza y me besa, porque ninguna otra persona lo hace como Nadie. Me gusta que Nadie me proteja cuando lo ve necesario y me meta caña cuando no tengo la razón. Me gusta que Nadie me guiñe el ojo cuando sabemos que pensamos lo mismo. ¿He dicho que me encantan los ojos de Nadie? Miran con bondad y amor, a la par que con picardía. Esos ojos me vuelven loca, cuando los miro. Nadie ilumina mi corazón cuando está oscuro. Nadie tiene sus defectos, lo que me dice que es una persona. Nadie y yo nos complementamos y es lo que importa.
Nadie puede leer esto o no hacerlo. Puede existir realmente o no. Puede que conozca mis sentimientos o no. Por eso su nombre es Nadie. Porque sólo la que escribe esto sabe si es una utopía o no. ¿Y qué mejor que el nombre de Nadie para saber que puede serlo Todo para otra persona?
Precioso, precioso, precioso y reconfortante.
ResponderEliminarUn besito
Qué bonito, tía!
ResponderEliminarYo quiero ser ese Nadie, ese Nadie para tí, ese Nadie para alguien... y quiero un Nadie para mí tambien.
Un abrazo fuerte, guapa
Dicen que de los peores momentos sacamos lo mejor de nosotros. El texto maravilloso...espero que no sea cierta la afirmacion que he dicho.
ResponderEliminarBesos.
En el clavo, querido. Así es.
ResponderEliminarCurioso... Hace muchos muchos años tenía una canción con esa temática. Me gustan sus post nostálgicos aunque lamento cuando aparecen.
ResponderEliminarBesos
Quizás, después de todo, no tenga que ser tan nostálgico. El tiempo lo dirá...
ResponderEliminar