jueves, 18 de junio de 2009

¿Un cuento más?



En un día del año 1987 nació el niño Cinco Mil Millones. Vino sin etiqueta, así que podía ser negro, blanco, amarillo, etc. Muchos países, en ese día eligieron al azar un niño Cinco Mil Millones para homenajearlo y hasta para filmarlo y grabar su primer llanto.
Sin embargo, el verdadero niño Cinco Mil Millones no fue homenajeado ni filmado ni acaso tuvo energías para su primer llanto. Mucho antes de nacer ya tenía hambre. Un hambre atroz. Un hambre vieja. Cuando por fin movió sus dedos, éstos tocaron tierra seca. Cuarteada y seca. Tierra con grietas y esqueletos de perros o de camellos o de vacas. También con el esqueleto del niño 4.999.999.999.
El verdadero niño Cinco Mil Millones tenía hambre y sed, pero su madre tenía más hambre y más sed y sus pechos oscuros eran como tierra exahusta. Junto a ella, el abuelo del niño tenía hambre y sed más antiguas aún y ya no encontraba en si mismo ganas de pensar o creer.
Una semana después el niño Cinco Mil Millones era un minúsculo esqueleto y en consecuencia disminuyó en algo el horrible riesgo de que el planeta llegara a estar superpoblado.
Mario Benedetti "El Niño Cinco Mil Millones"


Este es uno de los cuentos que leí ayer para despedirme de la clase de Lengua Castellana de Sexto. Más que un cuento, es una historia verídica que rematé comentando que cada tres segundos muere un niño (o algo así). Unos 15.000 niños sólo en África y sólo hablo de los menores de cinco años.


Ya sé que igual no es el tema más cómodo para finalizar el curso, pero los chavales -en general- ahora viven en una burbuja de superprotección que les impide ver la realidad ajena a su pequeñísimo y feliz mundo.


Así que no me arrepiento, para bien y para mal soy así. Estamos llevando a la infancia y a la adolescencia a una ignorancia tal, que si no terminan siendo robots maleducados, ni bien ni mal.


Y como educadora, me niego a ponerles vendas en los ojos. Que espabilen como lo hicimos nosotros. Igual así, incluso llega un día y maduran en esta sociedad consumista, ególatra e inmunda en la que vivimos.


3 comentarios:

  1. Un hambre vieja... triste cuento, sobre todo porque no es un cuento, no es algo que ha salido de la imaginacion de Benedetti. Eso es lo que más me jode. Que no es un puto cuento.

    Acorde, a mi parecer hiciste perfecto en mostrarles a tus alumnos esa otra realidad, porque es una forma de denunciarla y de que quizás algunos de esos chavales tengan, algún día, un sentimiento de solidaridad y respeto.

    A mi se me quedaron grabadas las charlas que nos dió un cooperante (de no sé qué ONG, eso no se me quedó) que vino al instituto hace mil años (cuando yo iba al instituto). No solo fue lo que nos contó, sino sus ojos los que me hicieron darme más cuenta de lo que pasaba más allá de mi barrio, de mi mundo. Esos ojos que habían visto tanta miseria.

    Somos lo que somos por lo que hemos escuchado y visto, así que en parte soy como soy por esas charlas y esos ojos. Y hoy día las agradezco enormemente, porque quizás esa parte es la parte de mi que más me gusta (vaya, la única).

    Acorde, un placer leerte.

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  2. Querida Sue:
    Eso espero, que al menos alguien no sólo haya escuchado, sino que se quede con el mensaje y lo interiorice.
    Gracias, niña. Un besico.
    __________________

    Me quedé con la espinita de haber podido explicar, por ejemplo, el trabajo que realizó Vicente Ferrer durante 40 años. Haberles hablado un poquito del hombre que pensaba que lo imposible era posible y que con esas palabras abrió un camino que, espero nunca caiga en saco roto.
    Ése si es un ejemplo válido y no lo que sale normalmente por la tv.

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  3. Querida Corde:

    Ayer leí este cuento y tu reflexión al respecto a una de mis hijas. Por un lado quería que viese con qué gente (tan interesante) me relaciono en este medio. Por el otro buscaba una respuesta de su parte respecto a este tema.
    Yo sabía lo que ella piensa, porque para eso intenté educarla, pero no sabes cuánto me gusta ver y escuchar cómo ella me lo explica con sus propias palabras, porque lo interiorizó y así lo hizo suyo.

    Gracias por ser así, Corde. La verdad no siempre es cómoda, pero es necesaria.

    Un besico maño ;).

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