jueves, 2 de abril de 2009

Montañas de madera.


Matías Marano


De pequeña me entusiasmaban las montañas rusas. Cuando eran las fiestas de "El Pilar"o si íbamos a cualquier parque de atracciones siempre me montaba varias veces, si me dejaban. Bajaba del carro y rápidamente me iba corriendo a la fila para volver a subir. Siempre me daba un poco de vértigo, pero la adrenalina podía con ese miedo.

A medida que fui creciendo me dejaron de gustar. Golpes bruscos que me hacían daño, pensamientos negativos en cuanto al mecanismo de funcionamiento (neurosis lo llamo) y sobre todo unos mareos impresionantes me ayudaron a decidirme. Creo que desde los dieciocho años no he vuelto a subir. Año más, año menos, pero estoy segura.

No hace falta explicar cómo es una montaña rusa. Hay subidas suaves y lentas, bajadas rápidas y bruscas y giros también bruscos. Por lo visto es una atracción muy segura, eso dicen, pero irónicamente utilizamos este término para hablar de nuestros sentimientos de inseguridad.

Y así es como me siento yo ahora mismo. Subida en una extraña montaña rusa que no me avisa de cuándo subo para arriba o cuándo bajo. Hoy por poner un ejemplo, he estado arriba, casi tocando el cielo y luego ha habido una bajada caótica que me ha dejado sin respiración. Sin duda prefiero los pequeños giros horizontales que no esas caídas o subidas verticales. Y es que semejante atracción para la gente como yo puede ser una pesadilla si se emplea en el territorio sentimental.

De pequeña, me subía a las montañas rusas por placer y ahora las sufro. Hace años era casi una adicción cuando estaba en un parque de atracciones. A veces me pregunto si lo que me ocurre ahora también lo es. Sé que no lo disfruto, pero también sé que es inevitable en mi carácter. Y no, no padezco de Trastorno Bipolar (aunque a más de uno le gustaría). No quiero entrar en esos extremos porque se trata de una enfermedad seria. Pero, ¿por qué dejo que me sucedan cosas así? ¿Por qué soy la reina del mambo y a las horas bajo en picado y me siento tan vacía? ¿Por qué parece que tengo que ponerme corazas todo el tiempo para aparentar que todo va bien y si me las quito me siento tan pequeña?

Son cuestiones que algún día, subida a un cacharro de esos o no, habré de responder. Intentaré respondérmelas primero a mí que al fin y al cabo con mi pan me lo como, pero me daré el gusto de responder también a alguna gente que mira por encima del hombro, como si la perfección existiera y se creyeran que ellos tienen siempre las respuestas y los sentimientos correctos. Porque seguro que su montaña rusa es más empinada que la mía.

(Os dejo una canción que expresa cuáles son mis sensaciones ahora mismo. Las primeras montañas rusas eran de madera como el título de la canción y por todo lo que eso significa me he decidido por ella).


(EDITO:  No quiero que se convierta en una costumbre esto de editar una vez escrito el texto, pero esta vez me parece inevitable. Claro que tampoco quería que mi blog llegase a ser el único sitio donde poder escupir todos mis sentimientos, un lugar en el que, de sólo vomitar tanta mierda, cada vez que me leyera me sintiera reiterativa y vacía de palabras. 

Creo que voy por ese camino y no me gusta. El insomnio anoche me jugó malas pasadas, Cerré comentarios cuando no debí hacerlo, así que vuelvo a abrir, consciente de que tampoco hay que llevar este "paraíso perdido" hasta los extremos y menos aún pretender que mis problemas se solucionen de esta forma. Pido perdón si a alguien he molestado. Nos vemos en los bares.)

15 comentarios:

  1. Cambia el rumbo el caminante
    aunque esto le cause daño
    y así como todo cambia
    que yo cambie no extraño

    Mercedes Sosa


    http://www.youtube.com/watch?v=hf2cnIDyKL8&feature=related#

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  2. Esos vaivenes, esas subidad y bajadas, yo creo que son propias de todo el mundo. Quizá en su caso, querida Corde, más acuciadas en estos días confusos.

    ¿Qué hacer para evitar esas sensaciones tan extremas? Como bien dice, algún día tendrá que intentar ponerle remedio. ¿Por qué no buscar esas respuestas ahora? Es un momento tan bueno como otro cualquiera ¿no cree?

    Porque huir, no volver a subir a un cacharro de esos, no creo que sea la solución. Igual ha llegado el momento de volver a subir a esa montaña rusa y coger al toro por los cuernos. Que los vaivenes no sean tan bruscos. Esa sería la primera etapa. Y luego, ¿quién sabe? Igual le apetece otra vuelta más... y otra...

    Hasta que desaparezca el miedo, que no la sensación.

    Un beso.

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  3. A mi no me gustan las Montañas Rusas como atracción, me gustaban más las atracciones que se podían dirigir, que dependían de la voluntad del conductor, como los autos de choque ( añádanse las diferentes denominaciones culturales)que aunque complejos , al menos obedecían a tus ordenes, a veces.

    Sin embargo creo que la vida se parece más a las montañas rusas. No podemos dirigir ni controlar los bruscos cambios de dirección, ni elegir cuándo toca subida y vertiginosa bajada. No depende de nosotros. Y lo peor son los sentimientos de fustración, tristeza, culpa...que provocan tales cambios aún sabiendo que en muchas ocasiones no somos responsables.

    Recuerdo el miedo que pasaba en las montañas rusas y aún así me subía, aceptando el desafio. Recuerdo que pensaba "Ya que estoy aquí y no me puedo bajar, al menos trata de divertirte", a veces lo conseguía. No podemos cambiar las ciscunstancias, pero si la actitud con la que las enfrentamos.

    Otra cosa, no hay nada mejor en las montañas rusas que una buena queja, en forma de grito. Quejarse en un derecho y un alivio.

    Y otra cosa más. En mis cambios de actitud en tales atracciones influía positivamente la confianza en el constructor y diseñador.

    Muchos abrazos.

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  4. La vida en si es como una montaña rusa...algunas veces estamos situados en la cima de la montaña,y nos encontramos felices..y otras en cambio nos encontramos abajo.
    Como en todo,creo que hay un punto intermedio..aquellos que están entre uno y otro.

    Acerca tu parte baja a la alta y así poquito a poco,te sentirás mejor..no cambia de un dia para otro,pero siempre es importante dar el paso.Tú lo has dado,eso ya es un triunfo.

    Muchos besicos.

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  5. A mí me ayudan todas los comentarios que habéis dejado para Paloma.
    Me gusta que nos cuidemos unos a otros. Me hace sentir bien.

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  6. Mari, querida, esa tal Paloma, ¿quién es? Le das un beso de mi parte.
    Cuando no esté tan abajo como estoy hoy, si puedo comento. Gracias anticipadas a todos.
    Un besico aunque sea ansioso.

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  7. ¿Por qué ver esas sensaciones cómo 'raras'?.. ahí es dónde fallamos.. en ver algo normal como que no lo es, es normal subir mucho... bajar mucho.. ir en línea recta.. doblar.. a veces las cuestas son más empinadas y las bajadas más suaves pero todo eso junto, al fin y al cabo .. ¿no es VIVIR?.. ¿no es así cómo se viven las VIDAS?... (me encanta cómo escribes). Un beso

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  8. Siempre hay gente con una vida perfecta, con sentimientos perfectos, con relaciones perfectas y respuestas perfectas. Yo no soy perfecta y me gusta la imperfección.
    Me gusta saber que todavía tengo que aprender, que hay sentimientos por descubrir, teorías sobre las que pensar, verdades que todavía no sé y personas a las que amar.
    También sé que hay lágrimas por derramar y sufrimientos que no conozco.
    No sé si podré contestarme alguna vez a mis preguntas. En ocasiones he tomado decisiones sin saber respuestas o sin querer saberlas; caminos escogidos por eliminación, por seguridad o por amor a mí misma.
    ¿Tan importante es tener respuestas? Con que sepas lo que no quieres es suficiente ¿no?
    Actúa según tus convicciones y enséñaselas al mundo. De momento aquí hay unos cuantos que les gusta lo que ven.

    Besets Corde. Ummhh ¿Corde?

    PD: Perdona si he sobrepasado la confianza. Este texto es de los que me ha costado escribir, por que !madera!?? Si quieres madera tómate un whiskey!jeje

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  9. Cuando iba con mis coleguillas hace años a las atracciones de la Semana Negra, yo era el que sujetaba las cazadoras mientras los demás se subían a la montaña rusa o a la atracción bizarro-giratoria de turno. Esos trastos siempre me acojonaron. Si hacía mucho calor y no había chaquetas que sujetar, a veces podía engañar a alguien para pegarnos unos tortazos en los coches de choque, como mucho, o ir a comprarme, pa hacer tiempo, uno de aquellos enormes churros que venían bañaos en chocolate y con crema pastelera por dentro y...

    Perdón, divago (como el doctor). El caso es que el tiempo pasó, y mis costumbres siguen siendo las mismas. Sobre todo en lo sentimental, donde sigo sujetando las cazadoras al resto de la gente mientras veo cómo, mientras todo el mundo juega a la vida, a mí me pasa por delante sin poder entrar al trapo. Mi montaña rusa no cae, pero tampoco sube. No gira, pero tampoco va a ningún sitio. No sufre, pero no vive. Mi montaña rusa no es de madera.

    Yo soy de madera.

    Un abrazo enorme, Corde. Me se anime Vd.

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  10. Hola guapisima, lei el otro dia el relato pero no he podido escribirte hasta ahora, esta noche lo comentamos si te parece ;)
    besitosss

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  11. P.D. soy keko, me olvide de ponerlo....:D

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  12. Eso, en los bares :)

    Alguien me dijo una vez que los "yanquis" son de madera, por su forma de querer, de sentir, de decir "te quiero" tan a la ligera y luego hacer de toda relación algo tan práctico como una termomix... No sé si viene mucho a cuento, pero como escribías sobre madera... :)

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  13. Siento contestar tan tarde y además tener que hacer un comentario general porque no doy para más.
    En estos días la montaña rusa ha sido de las grandes, subidas y bajadas constantes en las últimas 72 horas. Y estoy reventada, la verdad.
    Tiene razón Mari, está muy bien comentar porque a mí por lo menos me ayuda. Espero que a los demás también.
    Un besico gordo a todos.

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