viernes, 1 de abril de 2011

La rubia, mi rubia.


La quiero. La quiero desde que tengo uso de razón. Es una persona cada vez más importante para mí y eso que siempre lo fue, siempre. Y tengo muy claro que va a seguir siendo determinante en mi vida, como lo ha sido hasta ahora.

Ella tiene la familia que uno siempre ha querido tener. Unos hijos y un marido que la quieren y ella vive volcada en ellos. Lo que llamamos una familia normal. Aunque tengan sus problemas, que como seres humanos que viven en sociedad tienen. Ella inculcó a sus hijos un amor por la familia único y, aunque discutan, al final todos se quieren a rabiar y viven ayudándose unos a otros. Y me consta que gran parte de la culpa ha sido suya.

La recuerdo cuando era más joven y yo una cría. Siempre guapa, capaz y resolutiva. Yo la admiraba porque tenía todo lo que mi familia no tenía, mucho amor por los suyos. Y eso ya entonces me fascinaba. Ahora, con unos años más a sus espaldas -yo también he cumplido alguno que otro- noto que cada vez se parece más a su madre, a mi abuela. Y eso me enternece, porque mi yaya era una gran persona.

Ella me quitó las tonterías de mi cabeza y me permitió estar un año en Guinea, cuando yo ya no era capaz de soportar lo que había por casa. Ese año fue muy importante para mí y ellos me lo dieron todo. No tenían por qué hacerlo, pero lo hicieron.

Y me consta que hubo un tiempo de incomprensión por ambas partes. Lógico. Tal vez si hubiera confiado más en ella en una época crítica de mi vida.... Pero ahora ella comprende y yo comprendo. Y por eso también la quiero.

Hemos discutido mucho, muchísimo. Hubo una época en que le di más de un disgusto. Digamos que mi genio y el suyo chocaban o más bien... explotaban juntos. Pero siempre lo hemos resuelto. Ella tenía que domar a una persona que estaba desbocada y yo tenía que saber cuál era mi sitio en esta familia que me he montado alternativa. Ahora puedo decir que lo hemos logrado.

Y desde que mi vida dio un giro y me enamoré de la persona que amo, me dio todo su apoyo incondicional. Ella y su familia, que tiene un marido y unos hijos que son para mí como mis hermanos. Me guía y me protege como si fuera una de ellos, porque así lo hemos querido.

Ella es mi madre, la madre que yo he escogido para contarle las cosas como haría una hija con su madre. Es sangre de mi sangre y además me quiere. No puedo decirlo de toda la gente que pertenece a mi familia, pero de ella puedo asegurarlo.

Se llama Maricarmen, es la hermana pequeña de mi madre. Es mi tía. Es la rubia que dejaba -y deja- impresionado a todo el mundo con su generosidad, en Guinea antes y en Madrid ahora. Es mi rubia también. Una rubia a la que quiero con todas mis fuerzas.


PD: Y de canción... Una de su época, que me encanta.



12 comentarios:

  1. k bonito Palo.......El sentimiento es igual!!!!!!......todo lo que has escrito es muy cierto y da gusto tenerte como hermana. MIL BESOS, MARGA

    ResponderEliminar
  2. Y encima comenta una de mis pelirrojas favoritas!!!!
    A mí sí que me encanta ser vuestra hermana. Y tengo mucha suerte, pero mucha.
    Un besazo.

    PD: Cuídate la tripita, eh?

    ResponderEliminar
  3. Serás capulla, a estas alturas y haciendonos llorar, ya te vale jeje un beso grande desde muy lejos, ya te llamaré cuando regrese, Hermanisima muuuaa.

    ResponderEliminar
  4. Y yo que estaba pensando en llamarte hoy... Y ya te has ido!!!!
    Llámame un día de estos, anda. Desde que estás enamorada again, no hay quien te localice.
    Un besazo, litera de abajo!

    ResponderEliminar
  5. La tía Maricarmen es así para los suyos:

    Recta sin rigidez, cariñosa sin ñoñería, entregada pero luchadora.
    Abre las puertas de par en par a los que hace suyos, pero guarda siempre su esencia intacta. Es una leona que salvaguarda a los suyos, pero no se casa con nadie.
    Es muy trabajadora, pero sabe pasárselo bien. Es una madre ejemplar, pero guarda su lado de niña para cuando es el momento.

    Para mí es un ejemplo. Y le estoy muy agradecida. Por muchas cosas. Por querer a su sobrina incondicionalmente siempre, estuviera de acuerdo con ella o no, y por haberme hecho un hueco en su casa y en su vida.
    También puedo decir lo mismo del tío Carlos y de todos los primos. Gracias a todos.

    Corederita mía: Qué suerte tienes.

    ResponderEliminar
  6. Buah!... yo también quiero una tía Maricarmen...
    Enhorabuena Corde, Maritornes, por tenerla tan cerca y disfrutarla.
    Y enhorabuena a la tía Maricarmen por tener una sobrina con tan buenos sentimientos y tan buena pluma.
    Besísimos

    ResponderEliminar
  7. Un bonito homenaje, Acorde. Se respira mucho amor en él.

    Un abrazo.

    ResponderEliminar
  8. Jajajaja, cerca lo que es cerca... Muchos años en África y desde hace otros cuantos en los madriles... Pero sí, si es por sentimientos, la siento muy cercana. ;-)
    Lo de la buena pluma lo dejamos, jejejeje.
    Un besín, Norma... Y un abrazo, ¡que para eso te adoro!
    ___________________

    Sue, es un amor gigantesco. Por ella y por toda su familia. Y no pasa nada por homanejear de vez en cuando a la gente que quieres. Tú lo sabes muy bien, verdad?
    Un besazo.

    ResponderEliminar
  9. Por cierto... ¡¡¡Me he dejado a Mari!!!

    Mi querida niña:

    ¡Qué bien escribes, jodía! ;-)

    Tú también te merecías una tía Maricarmen y ahora me consta que la tienes. Y un tío Carlos y ocho primos y sus respectivos...
    Gracias también a ti por apoyarme siempre. Ya sabes...
    T'estimo, ¡¡¡aragonesa de este!!!

    ResponderEliminar
  10. Es bonito tener gente que te quiere y te apoya...

    Pero yo, que tengo pensamiento transversal tangencial os diré que no busquéis la felicidad en la aceptación de aquellos a los queréis, sino en vuestro propio proyecto de vida, y que se suba al carro quien quiera...

    ResponderEliminar
  11. ¡¡¡SubHatum!!! ¡Qué placer verte (leerte) por aquí!!

    No te preocupes, que yo ya tengo mi proyecto de vida muy bien definido y sé que mi niña me quiere incondicionalmente.

    Creo que esta vez una cosa es compatible con la otra y eso me gusta. Porque mi tía ya me apoyaba antes de que este proyecto existiera. Es más, mi tía incluso me apoyaba desde antes de que yo me diera cuenta de que lo hacía. Y eso me gusta.

    Y cuando hay un amor incondicional, la aceptación está asegurada. Por lo menos si no has matado a nadie y simplemente buscas la felicidad como te viene dada.

    Gracias por tus palabras.
    Un abrazo.

    ResponderEliminar
  12. Jo, qué bonito tía... Me ha gustado ese sentimiento.
    Un beso.

    ResponderEliminar