miércoles, 15 de diciembre de 2010

La ducha psicótica invernal.

En la ducha. Inés Vilchez.


No hay nada más horrible en invierno que los instantes previos antes de meterte en la ducha. Tomar la decisión ya se te hace cuesta arriba, pero en un momento dado ya no te quedan más opciones que agarrarte los machos, quizá porque tienes una cita ineludible con el mundo exterior.

En cuanto entras al baño, dejas que corra el agua. Sí, ya sé que no es nada ecológico, pero en esta casa cuesta un poco que se caliente el agua, qué le vamos a hacer. El baño está frío, helado... casi moqueas hielo conforme te vas quitando la ropa. Y te quitas la camiseta dentro de la ducha, mientras sueltas todas esas barbaridades que no debería decir una señorita de buena familia -ahora ya señora, aunque les pese a algunos-.

Tras mojarte los pies, esos que iban por la casa con calambres de lo fríos que los tienes, decides colgar la alcachofa en su sitio, cual cantante del tres al cuarto, y todo tu cuerpo se llena ahora de agua mientras suena un grito en tu interior y contienes la respiración. Logras hablar y dices temblando... -¡Hostia qué frío, por dios santo y misericordioso!-. Más o menos.

Primero decides lavarte la cabeza para dar tiempo a que ese estupendo champú haga efectos mágicos, como dice la publicidad. Ni se te ocurre cerrar el agua, aunque sepas que por tu culpa, igual se secan los pantanos esos que Franco nos dio. Simplemente separas tu cabeza del chorro mientras mantienes el resto del cuerpo en una curvatura bastante dolorosa.

Lo siguiente es hacer el proceso inverso, es decir, coger el gel y repartirlo por tu cuerpo, eso sí, maldiciendo de nuevo porque, aunque el elemento huele bien, su temperatura a ras de piel deja mucho que desear. Te vuelves a colocar con la espalda ahora en forma cheposa o cifósica (antes fue una espalda lordósica), para que el champú siga actuando hasta que...

Hasta que llega ese momento por todos esperado, ese único instante que se puede prolongar hasta que te entre la mala conciencia, en el que toda tú estás bañada -o regada, es lo de menos-en agua calentita. No cambiarías ese instante por nada, pero nadie dijo nunca que la felicidad fuese eterna. El tramo final es el peor.

Sin pensarlo demasiado, coges la alcachofa, la bajas y decides regular la temperatura hasta que el agua se pone fría tirando a tibia o viceversa. Rápidamente te pasas el agua por las extremidades inferiores mientras maldices más allá de lo impensable. Y cierras de golpe el grifo, como si de un arma asesina se tratara. Rápidamente coges la toalla, el albornoz y a tu madre si la encuentras cerca para que te dé calor. Ya te has duchado. Comienza el secado.

No, no voy a entrar en camisa de once varas explicando un secado en invierno. Eso ya, si eso, lo dejamos para posteriores semanas. Tal vez para cuando vuelva a esa ducha inmunda que me deja limpia y aseada. Seguro que me he quedado con ganas de decirle algo. Me voy al baño.

14 comentarios:

  1. Aix, Paloma Paloma...Yo antes lo pasaba mal para ducharme en invierno hasta que dije PROU. Mira, en verano ahorro mucha agua porque me pego duchazos de dos minutos- o menos- así que en invierno, lo siento pero de ducha nada. Yo me baño, porque sino no hay manera, lo paso fatal.
    Me preparo unas duchas con agua casi hirviendo de manera que salgo roja como una gamba y la mayoría de las veces con mucha mucha calor -no exagero, eh-. De hecho me la pongo tan caliente que más de una vez me ha pasado salir con las nalgas medio escaldadas, pero sigo prefiriendo eso al frío.

    La única pega de mi sistema es que no sé si es porque tengo la presión muy baja de por sí o qué, pero salgo mareadílla. Pero bueno, nada que no se quite tumbandome en la cama dos minutines. Y sigo prefiriendo el semi mareo al frío. No sé, yo es que casi prefiero cualquier cosa a pasar frío, es una de las sensaciones más desagradables de la vida.

    Y bueno, si pruebas el bañito caliente en pareja ya...ni te cuento!

    Besicos!

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  2. ¿Entiendo que el calentador de agua no ha llegado a tu vida? ¿Una estufita cinco minutos antes para caldear el ambiente? ¿Un fontanero? ¿Te ingreso pasta? ¿Os habéis mudado a Siberia y no me habéis dicho nada? Te lo dice una a la que se le jode el calentador cada dos por tres, no tiene estufita, no conoce a un fontanero y no tiene un puto duro. Ahora, frío no paso.

    M

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  3. Jajajaja, vaya par!

    Ruby/Franny:
    Creo que no has visto nuestra bañera verdad? La has visto, pero no te has percatado de sus problemillas. Para una daría mal, pero daría, aunque ya dos ni de coña.
    En casa de paternos hacía eso una vez a la semana por temas de rehabilitación, pero me pasaba lo que a ti. Terminaba tan mareada que a mí por lo menos no me compensaba.
    No sé, además lo del culete escaldado... ;-)

    M, amorrr:
    El calentador llegó tras previo pago, aunque le cuesta un ratico, sobre todo si soy yo la primera que me ducho -intento ser la última porque además mi niña es lenta como ella sola-.
    La alcachofa chorrea mal y a veces el resto de agua te da en la cara, pero eso no es demasiado importante.
    Estufas no utilizamos. Tenemos un radiador que da su calorcillo, sobre todo a los albornoces.
    Gracias por recordarme que tengo que llamar al fontanero -otra vez-, porque la cocina sí es muy parecida a Siberia.
    No vivimos en Siberia, pero ni falta que hace. El cierzo de hoy puede dejar congelado al más abrigado y supongo que de eso sabrás un rato. Y como las ventanas no cierran muy bien que digamos...
    ¿Dinero? Quién necesita dinero? Está muy sobrevalorado.

    ¿Qué quieres que te diga, que soy friolera? Sip, hasta límites insospechados, me has pillado.

    Ná, que ya te comentaré cuando me mude a tierras más calurosas. Mientras tanto... AJO.

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  4. Bueno, corazón, peor sería ser frígida en lugar de friolera.
    Sabes tú mucho, mandando a la parienta antes que tú a la ducha. Menos mal que la susodicha es valiente como ella sola.
    No me digas que no dan ganas de emigrar.

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  5. Jajaja qué bueno Corde!!
    Hay dos cosas que me transforman en orco: la primera es tener hambre y no poder comer, se me nubla la vista y hasta el entendimiento. Muy chungo. Y la segunda y peor: el frío. Tener frío y que la cosa se alargue un poco. Es como dejar una cerilla cerca de un bidón de gasolina... no me hables, no me mires, no respires...
    Ahora tengo una buena calefacción en casa, pago la de dios de luz pero estoy encantada de la vida ;-)
    Besinos

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  6. Me has recordado a mi anterior vida, o piso en el que vivía. Un piso compartido. El calentador era de principios de siglo y el agua de la ducha salía en pequeñas dosis. Tan pocas que yo solía dejar mi mata de pelo sin aclarar porque para ello necesitaba dos horas.
    Lo pasaba fatal cada día, tanto es asi que a veces iba a casa de mis padres a pegarme una buena ducha de calefacción central.

    Ahora la cosa ha mejorado, al menos el agua sale caliente y en abundancia. Si hace mucho frío pongo el calefactor (ese que se suele colocar sobre los dinteles de las puertas) y el baño, que es de los pin y pon, se calienta en seguida.
    Aún así el invierno es un asco, de eso no hay duda.
    Odio el frío.

    En fin, que puedas emigrar pronto.

    Un beso y un rayo de calor.

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  7. La sensación de entrar al baño es igual que la de entrar a un iglú. Por lo menos en mi casa, y como a Mari, también me toca entrar la primera ¡maldita sea!

    Un besico caluroso o con vaho :)

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  8. Mi niña:

    Ten cuidado cuando lees, jajajaja. El caso es que la parienta -que no es tonta- ya no quiere entrar la primera porque se enteró de mi jugada... Ahora se hace la remolona, pero a veces noto que me hace es favor. Es más maja!
    Y sí, cariño, seguiremos hablando de emigrar, pero que sea a partir de febrero.
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    Querida Norma:
    A mí me anulan dos cosas: el dolor y el frío. Lo peor es que muchas veces van de la mano. Lo de la comida lo noto a veces, pero en seguida engaño al cuerpo. Supongo que para ogro yo, sobre todo estos días.
    Yo no quiero ni pensar cuánto va a subir la próxima factura de gas. Me da miedo sólo pensarlo.
    _________________________

    Ay, Sue! Que recuerdo yo ese piso y esas quejas manifiestas en tu blog. Lo nuestro no es para tanto -lo del moquillo helado era un poco exagerado, me he permitido esa licencia y alguna otra-, pero no hay nada como una calefacción central y una bañera en condiciones. Ainsss, creo que era de lo poco bueno de vivir con los paternos.
    Gracias por el rayo de calor, espero que no se me queme el pelo.
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    Mirin! Muy buena descripción, mi niña. Te tengo un poco abandonaica. A ver si llamo.
    Ese vaho, ese vaho, eh! eh!

    Para todas: Un besico maño y un abrazo esta vez caluroso y terapéutico -ya estoy de rebajas por navidad-.

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  9. Jajajaja, ha estado genial, jajaja. Pero lo que he leido por aquí es la solución fácil..: una estufita, jjaja

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  10. Nada, nada. Vente para Málaga, que aquí no se pasa tanto frio, jajaja. Bueno, yo en realidad no paso frio en absoluto nunca, pero Lena, rusa de pro, lo pasa fatal, siempre.
    Alli, en las tierras frias moscovitas,las casas son muy calentitas, y la verdad que no se pasa nada nada de frio, ni en la casa, ni en la ducha. Se pasa mas frio en una ducha malagueña que en una rusa.

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  11. Rombo... Las estufitas son peligrosas. Lo dijo un bombero de esos que están que rompen por la tele. ¡Y yo hago caso! ;-)

    Lugh: La última frase sobraba, jodío. Con lo feliz que iba yo leyendo y me arruinas el final. Ganicas de ir a Málaga hay unas cuantas, esa es la verdad.

    Besos a ambos dos.

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  12. Es cierto, yo jamás me pondría una estufa. No sé para que te lo dije.

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  13. Todo el proceso descrito por ti antes yo lo paso al salir de la ducha... para entrar, no tengo ningun problema, ya que abro el grifo un poco antes y espero hasta que agua se caliente un poco (se que es poco ahorrador, pero no soy tan valiente como tu, jeje). Pero el hecho de salir de la duchita calentita, abrir la mampara para coger la toalla y someterte en el gélido ambiente del cuarto de baño resulta ser el peor momento. En fin, curiosidades de la vida... Que paséis felices y calentitas fiestas!

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  14. Lenaaaaa! Tú por aquí, qué guay!

    Me gustaría tener una mampara de esas y no la cortina del leroy que tengo yo, la verdad.

    Para ser rusa, cuánto frío pasas, eh? Eso me mosquea un poco.

    Dice Maribel que escribes muy bien en castellano. Lo corroboro, aunque yo ya lo sabía.

    A ver si hay suerte y nos conocemos en ná.

    ¡Pasadlo muy bien estos días! Un besico maño.

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