domingo, 6 de septiembre de 2009

Bajando por la montaña rusa.

Didier LourenÇo

Cualquiera que me conozca o que sea una persona asidua a este lugar perdido de la mano del mismísimo, sabe que soy carne de psicólogos varios. Lo que quiero decir es que soy una persona bastante complicada, tanto interior como exteriormente (difícil de ver, diría yo) y que por lo menos hay una persona en este mundo que se compró un piso con lo que le pagué para que me arreglara el alma y la cabeza.

La psicóloga me dio unas pautas durante cinco años -¿ya os he dicho que le puse un piso?- y creo que me ayudó en lo fundamental. Sigo viviendo y a ratitos, como todo el mundo, soy feliz. Pero como "buena psicoanalista" creo sinceramente que no me dotó de algunas herramientas fundamentales para que mi ser no cayese una y otra vez en un bucle del que cuesta salir, aunque se sale.

En ocasiones apuro tanto... No me dejo dominar por las múltiples llamadas del estrés del cuerpo y el alma que, llegado el momento, todo estalla y sale mi angustia por todos los poros de mi piel. Y así estamos.

Si me pongo a analizar lo que me estresa de manera objetiva, casi todo tiene solución. Supongo que es un ejercicio que debo hacer, que estoy haciendo y seguiré trabajando en un futuro.

Todo tiene solución menos la muerte. Así que el tema del curro, el piso, la familia política, mi mala salud de hierro, mi inseguridad y mis miedos tienen remedio. Lo que no tiene mucho remedio es ver cómo mi madre poco a poco pierde comba y, aunque sé que es ley de vida, creo que es lo que más me duele. Me angustia pensar en una llamada un día, en un ingreso que se complica poco a poco...

La diferencia entre las otras ocasiones en que veo un precipicio es que ahora me siento acompañada, hay alguien que me cuida sin condiciones y a la que yo cuido cuando los términos se invierten. Me puedo quitar las corazas y contarle mi sufrimiento y ella, que no es ajena al término llamado depresión, me entiende y me ayuda. No huye como hicieron otros, sé que va a estar en las alegrías y en las penas... Y una leve sonrisa casi ilumina mi rostro gracias a ella.

PD: Chaplin siempre lo tuvo claro. Os dejo un guiño a la vida. A ver si aprendo.

4 comentarios:

  1. Bueno Acorde, intenso post e intensa vida. Podría decir que a mi tb me han dicho que soy carne de psiquiatra alguna que otra vez, pero nunca he visitado uno, sin embargo, tu eres la protagonista. Hoy no hablo de mi.
    Siento mucho lo de tu madre y espero que, pase lo que pase (lo que tenga que pasar) te afecte lo justo y necesario. Que sepas encontrar (antes, durante y después) tu rincón y una sonrisa que dure eternamente.
    Dicen que la felicidad consiste en eso, en no pensar demasiado, en no dejarse arrastrar por la pena, en no identificarse con las cosas y las personas. En disfrutar del AHORA.

    Un beso.

    Andaré por aquí. U know.

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  2. Tu madre, esa gran superviviente. Su cabezonería maña y su coquetería vitalista le dan cuerda.
    La tendremos mucho tiempo con nosotras, dando guerra, seduciendo a la vida (ella, gran seductora), dejándose querer y dando cariño a los demás a su manera, mientras se hace la dura. Se hace querer. Yo la quiero.

    Y por lo demás... aprenderemos a no quemar la vela por los dos cabos, para no agotarnos.
    Sé que es fácil de decir y difícil de hacer, pero tendremos que hacer lo que dice la máxima de Agustín de Hipona:

    CONÓCETE, ACÉPTATE, SUPÉRATE. En ese orden.

    Un beso. En la frente.

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  3. Mi niña,disfruta de esa persona que te cuida sin condiciones(doy fe de ello)..disfruta de las subidas y bajadas de la montaña rusa,son parte de nuestra vida..significa que estamos vivos y sentimos.

    Sigue sintiendo,y sonriendo.

    Un abrazote y muchos besos.

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