jueves, 7 de febrero de 2008

Inspeccionemos...


Hoy ha venido el señor inspector a visitarnos. El jefe supremo (o eso se cree) quería saber qué tal va la documentación que hay que presentar este año y que hace referencia a la nueva ley de educación (LOE). Es decir, un tío, que ni siquiera es maestro (éste viene de la secundaria y no tiene nada que ver con primaria), dando lecciones de cómo hacer tal cosa o tal otra. 

Toda documentación basada en leyes es un gran rollo, por no decir un coñazo, vamos. Y como la educación va viento en popa y sin timón, pues una ya no sabe a qué ley se enfrenta, ya que ésta varía según quién gane las elecciones. Yo sólo espero, que a pesar de que esta ley es irrisoria, no gane el PP las elecciones este año y nos la vuelvan a cambiar. Sería para meterles la documentación por sus "santas" posaderas. 

La  reunión ha durado más de una hora y media. Con lo cual, hemos tenido el inmenso placer de comer un cuarto de hora antes de que empezaran las clases de la tarde. Y es que al señor inspector le gusta sobremanera escucharse. Y a fe que lo hace. Habla con parsimonia y se escucha y si hace falta se aplaude un poco de paso. El tío no tiene abuela ni la conoció. Si algo he aprendido hoy es que hay gente tan narcisista que rozan el ridículo. Y además nos ha hecho "ver" que se porta bien con nosotros y nos ha dado un par de concesiones, con lo que el equipo directivo casi se baja las bragas de gusto. Y a mí éso, sí que me ha hecho sonreír para mis adentros. Es que soy mala...¡y me encanta!

4 comentarios:

  1. Esto me recuerda al post de Madame, por eso de la gente que habla de lo que no sabe pero cree saber mucho, sólo que en este caso es mucho peor porque este tío no se dedica a soltar el rollo a sus amigotes (o peor, a los nietos de los que él cree que son sus amigostes, lo siento pero me acabo de acordar de un vecino que acaba de estar aquí y se llevaría bien con vuestro inspector) sino que oficialmente tiene una autoridad que obliga a la gente a tener que aguantarle y que encima refuerza su narcisismo. Pero bueno, ya pasó, a seguir haciendo las cosas como tú sabes, y al inspector, que le den (hasta la próxima visita, que espero que sea dentro de mucho tiempo).

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  2. Por mí como si no vuelve, el chaval...
    Imagínese el panorama: A ese señor me habría tenido que dirigir si hubiera querido presentar una queja sobre lo de mi jefe/a. Menos mal que me callé la boca...

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  3. Imagina que te encuentras con Horatio Caine en una tutoría. Te toma una muestra de saliva, te arranca un pelo, te analiza el escenario y te acusa de la desaparición de Madelaine. Éste, por lo menos, suelta su plática y se abre a darle la brasa a otro profe... Sí, claro, Horatio no va a ir a tu cole y este individuo sí, pero era por animar.

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  4. Puestos a ser surrealistas Madame, prefiero que me examine House ... ¡No vea qué bien está el capítulo de esta semana! Me pinchaba el pulmón por él y todo.
    Anima estoy, pues.

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