domingo, 19 de abril de 2009

Ombligos y cicatrices...



Cuando miro un ombligo, recuerdo que éste es casi el principio de todo. Es nuestra primera cicatriz, la muesca visible de lo que nos ha mantenido con vida los nueve meses antes del parto. Habrá más cicatrices a lo largo de nuestra vida, físicas y psicológicas, pero ésta es la más hermosa de todas, la más natural.

Cuando miro su ombligo, pienso en sus otras cicatrices, aquellas que han venido dadas por la vida. Y las beso. Beso cada una de estas heridas de guerra que han hecho que sea como es. Puedo empezar por el ombligo -que le dio la vida- y puedo terminar por su vientre -que le quitó una parte de su ser-. Las otras cicatrices, las del alma, intento cuidarlas con delicadeza, para que no se enquisten, a sabiendas de que forman parte de una vida muy trabada y muy luchada.

Y por supuesto, yo también tengo un ombligo y muchas cicatrices, visibles e invisibles. He aprendido a vivir con ellas y aunque me cuesta cicatrizar (tengo queloides, incluso en el alma) cuando lo hago sé que consigo dar un pasito más.

Así que la próxima vez que vea su ombligo, sus cicatrices y su alma, volveré a besarlo todo. Y rozaré su ombligo con el mío, porque somos conscientes de la suerte que hemos tenido al encontrarnos tras toda una vida de desencuentros. Ya tengo ganas.



Me gusta recordar lo que en realidad es el ombligo, lo que significa. Aquél que adora los ombligos y rechaza las cicatrices es un necio que nunca ha amado.

viernes, 17 de abril de 2009

¿BLOGUEADA?.

Lorenzo Mattotti


Siento tanto ahora mismo, vivo tantas cosas, que a la hora de ponerme a escribir me bloqueo. No estoy en blanco como ya me ocurrió una vez, qué va. Lo que me ocurre es que hay cosas que por fin quiero guardar para mí, hasta que todo sea un hecho y me apetezca decirlo. No sé si me comprendéis...

Ando carente de ideas porque mi vida se centra en un par de cosas muy concretas que me tienen absorbida. Y me gusta vivirlas así, al menos de momento. Por supuesto que hay momentos de bajón, soy la "Miss Bajonazos" del siglo XXI, pero no me desmorono. Tengo ganas de respirar, de pensar, de bloquearme si hace falta si es por un buen motivo.

Así que mientras se me pasa el bloqueo blogueril, os dejo una canción (dedicada, ;D) para disfrutar. Sed buenos.

sábado, 11 de abril de 2009

"Eu sei que vou te amar"




A veces los sentimientos son tan contradictorios que confunden, que ahogan, que respiran solos. Estoy rota de dolor al mismo tiempo que vivo una felicidad interna. Como cuando llueve y sale el sol a la vez... sólo que el arcoiris que se forma, en las sensaciones, no sé cómo nombrarlo.

Durante meses y años ves pasar tu vida de puntillas, sin apenas rozarte. Llega un día y algo te sacude y te arrolla. Pasas de ser simple espectadora a protagonista y no te sientes del todo preparada, porque has estado tanto tiempo estancada que se te ha anquilosado el alma. Y entonces amas de una manera tan profunda que sientes vértigo. Lo amas todo cuando unos días atrás ese todo era horror. Sin medida. Y te entregas sin ver el horizonte, toda valiente, porque en realidad es lo que deseas.

En el fondo sabes que los extremos son peligrosos. Pero nunca te has visto en otra igual. ¿Por qué frenar toda esa felicidad? ¿Por miedo? ¿Por qué huir toda la vida del amor?
Hace un tiempo escribí esto:

"Huir quizás no sea la opción más valiente, mas es una necesidad que, en ocasiones, necesita tu cabeza para mantenerte cuerda. Los que se volvieron locos no tuvieron el tiempo necesario para hacer de su huida algo constructivo".

Así que huyo, pero no. Huyo de sentirme insegura y frágil. Lo constructivo es huir de los malos sentimientos alojados en mi cabeza durante años. De los estigmas que nunca pedí y me vinieron impuestos. Es una sensación contradictoria, pero huir me hará sentirme más valiente.

Y pienso amar más la vida y amar a las personas que me quieren de verdad. Como dice la canción: "Eu sei que vou te amar, por toda a minha vida eu vou te amar".

Y si el vértigo me hace desequilibrarme, espero encontrar la fuerza necesaria para volver a estabilizarme. Sin más pretensiones.

miércoles, 8 de abril de 2009

La mirada de la amistad.



Tiene unos ojos preciosos, que te hipnotizan. Son tan intensos y dicen tanto que podrían ahuyentarte si no estás preparada.

Tiene unas manos lindas, aunque demasiado curtidas. Se nota que ha cuidado a los demás y se ha olvidado bastante de su persona. Eso dice mucho, para bien y para mal.

Tiene demasiados complejos y se quiere poco. Quiere quererse más y eso es muy bueno.

Es un lince y lo sabe. Es una persona muy culta, inteligente y consecuente. Y tiene un sentido de la responsabilidad muy grande, excesivo a veces.

Si fuera mujer, sería sin lugar a dudas Sherezade. Si fuera un hombre -y siguiéramos con "Las Mil y una Noches"- estaríamos hablando de Simbad el Marino, por lo que ha viajado (claro, que las aventuras se las perdía).

Es valiente, aunque no se lo crea del todo. Y te empuja con cariño hacia tu propia valentía.

Y sobre todo nos queremos incondicionalmente. La amistad más pura y verdadera. Dar por dar, que es lo más preciado del ser humano.

jueves, 2 de abril de 2009

Montañas de madera.


Matías Marano


De pequeña me entusiasmaban las montañas rusas. Cuando eran las fiestas de "El Pilar"o si íbamos a cualquier parque de atracciones siempre me montaba varias veces, si me dejaban. Bajaba del carro y rápidamente me iba corriendo a la fila para volver a subir. Siempre me daba un poco de vértigo, pero la adrenalina podía con ese miedo.

A medida que fui creciendo me dejaron de gustar. Golpes bruscos que me hacían daño, pensamientos negativos en cuanto al mecanismo de funcionamiento (neurosis lo llamo) y sobre todo unos mareos impresionantes me ayudaron a decidirme. Creo que desde los dieciocho años no he vuelto a subir. Año más, año menos, pero estoy segura.

No hace falta explicar cómo es una montaña rusa. Hay subidas suaves y lentas, bajadas rápidas y bruscas y giros también bruscos. Por lo visto es una atracción muy segura, eso dicen, pero irónicamente utilizamos este término para hablar de nuestros sentimientos de inseguridad.

Y así es como me siento yo ahora mismo. Subida en una extraña montaña rusa que no me avisa de cuándo subo para arriba o cuándo bajo. Hoy por poner un ejemplo, he estado arriba, casi tocando el cielo y luego ha habido una bajada caótica que me ha dejado sin respiración. Sin duda prefiero los pequeños giros horizontales que no esas caídas o subidas verticales. Y es que semejante atracción para la gente como yo puede ser una pesadilla si se emplea en el territorio sentimental.

De pequeña, me subía a las montañas rusas por placer y ahora las sufro. Hace años era casi una adicción cuando estaba en un parque de atracciones. A veces me pregunto si lo que me ocurre ahora también lo es. Sé que no lo disfruto, pero también sé que es inevitable en mi carácter. Y no, no padezco de Trastorno Bipolar (aunque a más de uno le gustaría). No quiero entrar en esos extremos porque se trata de una enfermedad seria. Pero, ¿por qué dejo que me sucedan cosas así? ¿Por qué soy la reina del mambo y a las horas bajo en picado y me siento tan vacía? ¿Por qué parece que tengo que ponerme corazas todo el tiempo para aparentar que todo va bien y si me las quito me siento tan pequeña?

Son cuestiones que algún día, subida a un cacharro de esos o no, habré de responder. Intentaré respondérmelas primero a mí que al fin y al cabo con mi pan me lo como, pero me daré el gusto de responder también a alguna gente que mira por encima del hombro, como si la perfección existiera y se creyeran que ellos tienen siempre las respuestas y los sentimientos correctos. Porque seguro que su montaña rusa es más empinada que la mía.

(Os dejo una canción que expresa cuáles son mis sensaciones ahora mismo. Las primeras montañas rusas eran de madera como el título de la canción y por todo lo que eso significa me he decidido por ella).


(EDITO:  No quiero que se convierta en una costumbre esto de editar una vez escrito el texto, pero esta vez me parece inevitable. Claro que tampoco quería que mi blog llegase a ser el único sitio donde poder escupir todos mis sentimientos, un lugar en el que, de sólo vomitar tanta mierda, cada vez que me leyera me sintiera reiterativa y vacía de palabras. 

Creo que voy por ese camino y no me gusta. El insomnio anoche me jugó malas pasadas, Cerré comentarios cuando no debí hacerlo, así que vuelvo a abrir, consciente de que tampoco hay que llevar este "paraíso perdido" hasta los extremos y menos aún pretender que mis problemas se solucionen de esta forma. Pido perdón si a alguien he molestado. Nos vemos en los bares.)